Gusto, tacto, olfato, vista y oído. El café tiene el poder de jugar con los cinco sentidos de quienes lo disfrutan, volviéndose una poderosa herramienta para crear experiencias. Hasta nos atrevemos a preguntarnos si la vida es aquello que empieza después de una buena taza de café… El café se descubrió en el año 300, en Etiopía, pero fue recién en el siglo XV que se empezaron a tostar sus granos para prepararlos como infusión, siendo actualmente la bebida más consumida en el mundo, después del agua.
Existen más de sesenta especies de cafetos (plantas o árboles de café) en el mundo, pero las utilizadas con fines comerciales son la Arábica y la Robusta. La primera es originaria de Etiopía, necesita un clima templado y crece idealmente en regiones montañosas, tropicales y húmedas. Se la reconoce mundialmente por su calidad superior y es la especie que más se cultiva en el planeta. Los granos de café arábico tienen un elevado valor de mercado, es el café denominado de especialidad, mientras que la especie Robusta, es originaria del Congo, crece en zonas ecuatoriales y en terrenos llanos o de poca altura, y generalmente se la utiliza para producir café instantáneo o café molido de mezclas.
Los tipos de café son muchos. Macchiato: espumoso; Café doble: el doble de intensidad; Café con leche: un clásico de mitad y mitad; Café expreso: intenso y solo; Café americano: rebajado con agua; Cortado: poquita leche, que el protagonista sea el café.
Café de especialidad
Con el paso de los años el consumo de café y las máquinas utilizadas para su producción se han ido sofisticando. Se llama Café de Especialidad al café de alta calidad. Según la Asociación de Café de Especialidad, para que un café sea considerado en esta categoría, tiene que alcanzar un puntaje 80/100 mínimo en una evaluación hecha por un catador certificado, siempre pasa por estrictas clasificaciones, y tiene una definición técnica con estándares y procedimientos de control establecidos que aseguran que el producto es de excelente calidad. No lo debemos confundir con un café Gourmet, ya que este último se refiere simplemente a un café Premium, o un café más rico seleccionado entre lo mejor del café comercial o tradicional. Trabajar sobre el grano y su trazabilidad, conocer su origen, la cosecha y el método, resaltar características específicas y tener un conocimiento absoluto acerca de la materia prima, son solo algunas de las claves para su producción.
En el café de especialidad todo es importante, su historia, su proceso productivo y finalmente la experiencia en taza. En Argentina, la industria del “Café de Especialidad”, está en pleno desarrollo y las cafeterías de este rubro empezaron a instalarse en esta última década, comenzaron a imponerse en barrios como Palermo, Belgrano y San Telmo, para expandirse a ciudades como Bariloche, Rosario, Mendoza y Córdoba entre otras. Seguramente un café de especialidad sea el más rico que vas a probar, con notas florales y frutales, sin sabor amargo o quemado, es un producto muy cuidado y la diferencia se puede notar en el sabor, los aromas, la presentación y toda la experiencia que viene con cada taza.
Un Café de Especialidad se define como una calidad artesanal de café. Todo gira en torno al grano para explotar sus propiedades, desde el origen hasta el servicio. Conocer el suelo donde se plantó, el tostado justo, la molienda adecuada y las máquinas para infusionarlo de la mejor manera. Eslabón fundamental de una compleja cadena de producción, el barista le rinde honores al extraer con su técnica las mejores cualidades al café.
Baristas: los sommeliers de un buen café
El Barismo se hace cada día más popular porque la industria del café continúa en constante expansión. Cada año aumentan las exportaciones mundiales, las cifras de consumo y el número de cafeterías en servicio. Dentro de este universo se destacan las franquicias y los servicios de especialidad. Los italianos fueron los primeros interesados en acelerar su producción, después de numerosos intentos, la primera máquina funcional fue patentada, en Turín, por Ángelo Moriondo. Esas novedosas máquinas de vapor, requerían de una persona que supiera manejarla de manera tan exacta y en detalle que cada taza en el mundo tuviese lo mejor en materia de café, se necesitaba de alguien que tuviese conocimiento y destreza, de ahí surge el Barismo.
Barista determina el nombre que posee el profesional especializado en cafés, artesanos de esta maravillosa bebida, que tanto consumimos. Su principal objetivo es obtener los mejores sabores del valioso grano, crear nuevas bebidas basadas en café, utilizándose licores, cremas, bebidas alcohólicas, entre tantos otros ingredientes.
Latte Art: Creatividad, arte y sabor
Para que un café latte sea delicioso de verdad, la leche debe ser suave y ofrecer una espuma densa. Si además de rico, tu café es lindo, podes comenzar el día con una sonrisa, y de eso se encarga el Latte Art o, lo que es lo mismo, el arte de dibujar figuras sobre la superficie de la espuma de la leche de un café. El Latte Art es la habilidad de dibujar diferentes figuras sobre un café expreso, usando como materia prima la espuma de la leche. Los dibujos se pueden lograr a través de dos técnicas, caída libre o etching. La primera, consiste en vaciar la leche emulsionada directamente de la jarra a la taza que contiene el expreso, en tanto que con la leche que cae sobre el café se hacen movimientos con la muñeca para crear los dibujos. Mientras que la segunda opción, exige habilidades técnicas, en este caso es necesario tener un real talento artístico. Lo que se hace es por medio de diferentes herramientas o utensilios; dibujar imágenes o figuras, sobre el café. De este modo el café se convierte en el lienzo, la jarra de la leche en el pincel, la leche y la espuma en la pintura, solo que el artista no es un pintor sino un barista. El café es parte de nuestra cultura, de nuestra esencia y de nuestros más bellos momentos, ese olorcito a café recién hecho en casa, o esa taza confidente… si no existiera el café seguramente muchas cosas no hubiesen sido escritas, ni dichas o pensadas…