En el año 2022 tuve la posibilidad de visitar la Bienal de Arte de Venecia, conocida también como la Exposición Internacional de Arte de Venecia, y quisiera comentar el porqué de su relevancia y algunas cuestiones que permiten una mejor comprensión de su especial naturaleza. Daniela Bilesio
Me resultó un hecho artístico sumamente complejo, que para poder entenderlo, aprehenderlo y disfrutarlo en su totalidad, se requiere de muchos conocimientos previos.
Es una muestra muy extensa y lleva su tiempo recorrerla, cada pabellón cuenta una historia bajo el mismo lema. Sin dudas una experiencia inmersiva que interpela y sirve de disparador.
Como su nombre lo indica, se trata de un evento artístico y cultural internacional que se desarrolla cada dos años en la ciudad de Venecia, subvencionado por el gobierno italiano, y está considerado como uno de los más prestigiosos en la actualidad.
En esta 59ª edición, la curadora Cecilia Alemani propuso como título y como eje de las muestras en sus pabellones el título del libro de la artista surrealista Leonora Carrington (1917-2011), Leche de sueños (Milk of Dreams).
La Exposición tuvo lugar en el Pabellón Central Giardini y en el Arsenale, incluyó a 213 artistas de 58 países, 180 de los cuales participaron por primera vez de la Muestra. Se expusieron 1433 obras, con 80 nuevos proyectos concebidos específicamente para la Bienal.
Los Jardines - Il Giardini
Es el espacio más antiguo de La Bienal y el que alberga los pabellones nacionales que participaron en las ediciones iniciales. Su origen se remonta a 1897, fecha de la segunda Bienal, en la que se percibe que el carácter internacional es un hándicap para los artistas italianos, ya que no tenían espacio suficiente para exhibir su obra en el Palazzo dell’Esposizione, el único recinto expositivo existente en aquel período.
En 1907, frente a la exigencia de ofrecerles a los autores locales un espacio más amplio, Antonio Fradeletto, Secretario general de la Bienal, propuso situar las obras de artistas extranjeros en pabellones nacionales que podrían construirse en el recinto de Il Giardini.
Esta estrategia permitía no solo conseguir mayor espacio para los italianos en el Palazzo dell’Esposizione, sino también librarse de considerables gastos y garantizar una participación internacional constante. Obviamente, los primeros que aprovecharon el escaparate ofrecido fueron las grandes potencias coloniales: en 1907 se construyó el primer pabellón nacional, el de Bélgica, seguido en 1909 por los de Alemania, Hungría y Gran Bretaña, y en 1912 por los de Francia y Holanda. La segunda oleada de pabellones extranjeros supuso la llegada a Il Giardini de España (1922), Estados Unidos (1930), Dinamarca y Suiza (1932) y Austria (1934). En la posguerra se produjo una tercera oleada de peticiones; sin embargo, a causa de la saturación del terreno, no se concedió el permiso a todos los solicitantes. Entre los admitidos se pueden citar: Japón (1956), Finlandia (1956), Canadá (1958) y Brasil (1964).
El perfil actual
Este año, la intención de la bienal es admirar las creaciones de artistas en búsqueda de sentido frente a la historia y el mundo natural. De allí que las obras e instalaciones destaquen la búsqueda de los artistas por hablar de temas trascendentales como la relaciones del hombre con la naturaleza y su entorno, además de la construcción de relaciones complejas entre los países vecinos y las colonias.
El León de Oro a la mejor participación nacional fue para el pabellón de Gran Bretaña, obra de la artista Sonia Boyce. El exuberante pabellón diseñado por Boyce presenta una gran variedad de fotografías, sonido y video de músicos negros británicos poco conocidos. Con diferentes generaciones y géneros musicales, el pabellón sugiere una forma de unión en una comunidad que durante mucho tiempo se ha hecho invisible en la corriente principal británica.
La artista alemana Katharina Fritsch y la artista chilena Cecilia Vicuña fueron las ganadores de los Leones de Oro por la Trayectoria. El León para la mejor artista fue para la estadounidense Simone Leigh por la enorme escultura de una mujer negra sin ojos, un tótem expandido también en el eje horizontal, que da la bienvenida a los visitantes a la exposición central en el Arsenale veneciano.
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