Hay una ciudad en este planeta que pertenece al mundo, pero sin embargo, tiene un sello personal que refleja a cada segundo un espíritu auténtico que la diferencia de cualquier otra. París, capital de Francia, es considerada para muchos la capital del mundo.
Sus comienzos se remontan a unos siglos antes de Cristo, los galos habitaron la región hasta que las tropas de Julio César la conquistaron y llamaron Lutetia y fue en el siglo IV cuando tomó su nombre actual. Los Hombres y los Pueblos han dado a su historia miles de hitos que la consagran como única. Personalidades como Luis XIV, Napoleón, Charles de Gaulle, Haussmann, Sastre, Piaff, Picasso, Víctor Hugo entre otros, no son ajenos a ella.
Desde siempre ha sido como un imán, nadie que haya querido transcender en las artes, las ciencias, la política, lo ha logrado sin antes conquistar esta hermosa ciudad del norte de Francia. Casi trece millones de habitantes – si contamos su periferia – respiran el aire parisino y viven al ritmo de su latido.
Despierta día y noche, siempre atenta a los cambios y la vanguardia, surcada por el río Sena, que ha sido la arteria por la cual fluye la sangre parisina y es fiel testigo de lo que pasa en la llamada “Ciudad Luz”, mote que recibe no por las luces de sus calles sino por la luminaria intelectual que reunió por siglos. Desde el punto de vista urbano, es una ciudad en que nos podemos perder por sus calles que corren desordenadas y serpenteantes en el casco histórico, para luego abrirse en enormes boulevares y avenidas que cruzan la ciudad desde diferentes puntos cardinales para reunirse en la Place de l´Etoile – desde 1970 Plaza Charles de Gaulle- donde se encuentra el Arco de Triunfo de París, uno de los símbolos de la ciudad. La avenida principal Les Champs Élysées.
La ciudad nos regala cientos de sitios, edificios y monumentos que merecen nuestra atención al visitar París, algunos de ellos son: la torre Eiffel, la catedral de Notre Dame, el Arco del Triunfo, la Basílica del Sacre Coeur, el Palacio de Los Inválidos, El Panteón, el Arco de la Defense, la Opera Garnier, la Plaza Vendome, la Plaza de las Tullerías, el Museo del Louvre, el Museo de Orsay y el George Pompidou, puede completar una lista modesta para aquellos que llegan a París por primera vez. Aquí debería animar al turista novato a perderse por los barrios o “arrondissements” – palabra difícil de pronunciar por cierto – dejándose llevar por sus calles, descubriendo esos rincones irrepetibles que harán de su viaje algo inolvidable. Detenerse a tomar un café y ver la vida pasar delante de sus ojos será un recuerdo que difícilmente olvidará.
Abandonar este texto sin hacer mención detallada del símbolo más amado y odiado de la ciudad, sería un pecado que no podría absolver ninguna confesión. Nadie que visite la ciudad puede abstraerse de la Torre de los trescientos metros. Ubicada en el campo de Marte a orillas del Sena, ha sido fiel testigo de la vida parisina desde 1889. Diseñada para la Exposición Mundial de París por la compañía Eiffel, Gustave Eiffel su propietario, dió que hablar desde el primer día y hasta hoy que sigue siendo el monumento más visitado de la ciudad. Más de siete millones de turistas se dan cita cada año para comprar el ticket que les da acceso a ella, pero es indudable que muchas más la observan desde diferentes puntos de la ville. Una estructura de 7.300 toneladas de hierro pudelado que con sus 325 metros de altura, la convierte en el edificio más alto de la ciudad. Su elegante estructura nos recuerda a una “A” mayúscula pero además en una osada invitación a despegar la construcción de la piedra o ladrillo que heredamos de los griegos o los romanos.
Simboliza una nueva manera de pensar en la arquitectura, en las ciencias, en las artes. Dio la bienvenida al siglo XX. Sin embargo, no fue hasta la década del 60 que se convirtió, gracias al turismo internacional, en un atractivo para París. Restaurante y varios niveles con observatorios la completan. Con la tecnología llegaría además la iluminaria que hoy la viste. Muchos no saben que tiene grabada en su estructura los nombres de 72 científicos, matemáticos y personajes que innovaron en el mundo de las ciencias, como así tampoco sabrán que se utilizaron veinte alpinistas para colocar su sistema de luces.
París es la ciudad que recibe la mayor cantidad de turistas en el mundo, casi cuarenta millones de almas la visita cada año. Personas que vienen de diversos rincones del planeta seducidos por esta ciudad que tiene nombre de varón y perfume de mujer
Autor: Martín Ponce, Gerente Comercial Free Way S.R.L.