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Nuestra ciudad, a diferencia de otras en América, no cuenta con un acta fundacional ni con una fecha oficial que marque su origen. Rosario se fue haciendo a sí misma, sin piedras fundamentales ni personas que se apropiaran de ese hito. Eso marcó su esencia: pujante, siempre basándose en la fuerza de su gente, autogestiva, austera y luchadora. Aun sin ese documento oficial, la ciudad tiene otros elementos, nombres y momentos que reconstruyen su origen y nos invitan a recuperar la historia para reconocernos en un punto común.

En el último tiempo surgió un interesante hallazgo: un acta fechada en el año 1725 originada en el Cabildo Santafesino (dependiente del Imperio Español en las Américas) designaba al Capitán Francisco Frías como Alcalde de la Hermandad en el Pago de los Arroyos, a orillas del Río Paraná, donde actualmente está Rosario.

“Implica un reconocimiento y puesta en valor de un acontecimiento basal de la historia institucional de Rosario y de una amplísima región del país. La designación de la figura del Alcalde de la Santa Hermandad prueba una necesidad territorial y una realidad poblacional. Eudoro y Gabriel Carrasco, a fines de siglo XIX; Manuel Cervera, a principios de siglo XX; y Juan Álvarez, a mediados de esa misma década, dieron a conocer en sus señeras historias la designación efectuada por el Cabildo de la ciudad de Santa Fe de un Alcalde de Santa Hermandad para el “Pago de los Arroyos”, en enero de 1725. Sin embargo, hasta el presente, un acontecimiento de tanta enjundia para la identidad local no ha sido tenido en cuenta dentro de las políticas conmemorativas municipales”, asegura Miguel A. De Marco (h), Investigador de Conicet, miembro de número de la Academia Nacional de la Historia y la Junta de Estudios Históricos de la Provincia de Santa Fe.

“Por otra parte, el hecho de que este nombramiento figure en las Actas del Cabildo de Santa Fe (que se encuentran digitalizadas y son de acceso público) otorga la posibilidad de contar con un documento oficial que permite datar fehacientemente los orígenes de un proceso -al menos en su faceta institucional- iniciado hace trescientos años”, continúa De Marco.

La designación como Alcalde del Capitán Frías en este territorio tenía un sentido muy claro, el de que fuera “magistrado judicial en pueblos y aldeas” y cumpliera la función “principalmente de estar informado de las infracciones cometidas en las zonas rurales contra el orden establecido, para que pudieran ser procesadas”.

“El nombramiento del Alcalde de Santa Hermandad puede ser considerado como un indicador del aumento de población en el Pago de los Arroyos. Diversos estudios provenientes de la Historia del Derecho han aportado la posibilidad de comprender la función del Alcalde de Santa Hermandad dentro de un proceso territorial mayor que excede lo regional y que lo representan como una herramienta del gobierno para la seguridad y con ello la posibilidad de fomentar el poblamiento o evitar el despoblamiento rural”, continúa Miguel A. De Marco.

Cuenta De Marco que: “una historiadora especialista en demografía histórica regional, como Hebe Viglione, ha afirmado que el nombramiento de Francisco de Frías en 1725 es el reflejo de un crecimiento poblacional que requería de una persona que, con un cargo similar al actual Juez de Paz, pudiera ocuparse de trámites legales, notariales y policiales, y que por lo tanto fue la primera autoridad local de lo que hoy es Rosario. Documentos existentes en el Museo Histórico Provincial de Rosario “Julio Marc”, permiten examinar casos que ejemplifican las amplias labores en la que este tipo de Alcalde intervenía”.

La zona que hoy alberga al ejido urbano de nuestra ciudad, estuvo habitada por aborígenes por cientos de años, hasta que la conquista española, (los españoles ingresaron por el Río de la Plata y avanzaron por los ríos Uruguay y Paraná) desarticuló su organización en el siglo XVI.

Varios años después, en 1689, Luis Romero de Pineda tomó posesión de las tierras tras obtener el permiso necesario. De acuerdo al libro “Orígenes de Rosario”, escrito por José Tomás Núñez en 1933: “Romero de Pineda peticionó ante el gobernador Joseph Herrera de Sotomayor un título de tierra para poblar estancia con ganados mayores y menores”, algo que le fue concedido, instalando su estancia cerca del arroyo Saladillo. Su nieto, Domingo Gómez Recio, continuó la obra de crecimiento y fundó posteriormente el oratorio de la Concepción de los Arroyos. 

Promediando el año 1725 comienzan a llegar varios pobladores a la zona, por lo que el Imperio Español en las Américas a través del Cabildo Santafesino toma la decisión de ponderar al Capitán Francisco Frías como Alcalde en el Pago de los Arroyos, marcando por primera vez una organización de poder sectorizada especialmente en las tierras que hoy corresponden a nuestra ciudad.

Ver nota completa en edición N° 105