No tienen las comodidades de los modelos modernos pero permiten vivir grandes experiencias. Subirse a uno de ellos constituye un viaje al pasado donde la nostalgia hace aflorar las emociones de los más grandes mientras los chicos se fascinan al asomarse a un mundo que no conocieron. Los autos antiguos son el orgullo de sus dueños, quienes se juntan en exposiciones y encuentros para compartir su pasión y mostrar cómo lucen sus joyas de cuatro ruedas.
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